Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Samuel 22, 9-50

9 Una humareda subió de sus narices y de su boca un fuego que
abrasaba; de él salían carbones encendidos.

10 El inclinó los cielos y bajó, un espeso nublado debajo de sus pies.
11 Cabalgó sobre un querube, emprendió el vuelo, sobre las alas de

los vientos planeó.

12 Se puso como tienda un cerco de tinieblas, tinieblas de las aguas,
espesos nubarrones.


13 Del fulgor que le precedía se encendieron granizo y ascuas de
fuego.

14 Tronó Yahveh dese los cielos, lanzó el Altísimo su voz;

15 arrojó saetas y los puso en fuga, rayos fulminó y sembró derrota.

16 El fondo del mar quedó a la vista, los cimientos del
orbe
aparecieron ante la increpación de Yahveh, al resollar al aliento en
sus
narices.

17 Extiende su mano de lo alto para asirme, para sacarme de las
profundas aguas.

18 Me libera de un enemigo poderoso, de mis adversarios más fuertes
que yo.

19 Me aguardaban el día de mi ruina, Mas Yahveh fue un apoyo para

mí.

20 Me sacó a espacio abierto, Me salvó porque me amaba.

21 Yahveh me recompensa conforme a mi justicia, el me paga

conforme a la pureza de mis manos.

22 Porque he guardado los caminos de Yahveh, y no he hecho el mal
lejos de mi Dios.

23 Porque tengo ante mí todos sus juicios, y sus preceptos no aparto
de mi lado.

24 He sido ante él irreprochable, y de incurrir en culpa me he
guardado.

25 Y Yahveh me devuelve según mi justicia, según mi pureza que está
a sus ojos.

26 Con el piadoso eres piadoso, intachable con el hombre sin tacha.

27 Con el puro eres puro, con el ladino, sagaz.

28 Tú que salvas al pueblo humilde, y abates los ojos altaneros.

29 Tú eres, Yahveh, mi lámpara, mi Dios que alumbra mis tinieblas.
30 Con tu ayuda las hordas acometo, con mi Dios escalo la muralla.
31 Dios es perfecto en sus caminos, la palabra de Yahveh, acrisolada,

él es el escudo de cuantos a él se acogen.

32 Pues ¿quién es Dios, fuera de Yahveh? ¿Quién Roca, sino sólo
nuestro Dios?

33 El Dios que me ciñe de fuerza y hace mi camino irreprochable.

34 Que hace mis pies como de ciervas, y en las alturas me sostiene en

pie.

35 El que mis manos para el combate adiestra, y mis brazos para

tensar arcos de bronce.

36 Tú me das tu escudo salvador, multiplicas tus respuestas favorables

37 Mis pasos ensanchas ante mí; no se tuercen mis tobillos.

38 Persigo a mis enemigos, los deshago, no vuelvo hasta haberlos
acabado.

39 Los quebranto, no pueden levantarse, sucumben debajo de mis

pies.


40 Para el combate de fuerza me ciñes, doblegas bajo mí a mis
agresores,

41 a mis enemigos haces dar la espada, extermino a los que me odian.
42 Claman, mas no hay salvador, a Yahveh, y no les responde.

43 Los machaco como polvo de la tierra, como al barro de las calles
los piso.

44 De las querellas de mi pueblo me libras. me pones a la cabeza de
las gentes, pueblos que no conocía me sirven.

45 Los hijos de extranjeros me adulan, son todo oídos, me obedecen.
46 Los hijos de extranjeros desmayan, y dejan temblando sus refugios.
47 ¡Viva Yahveh bendita sea mi Roca, el Dios de mi salvación sea

ensalzado!

48 El Dios que la venganza me concede y abate los pueblos a mis
plantas.

49 Tú me libras de mis enemigos, me exaltas sobre mis agresores, y
del hombre violento me salvas.

50 Por eso, Yahveh, quiero alabarte entre los pueblos y cantar tu
nombre.